Descripción del curso
“El símbolo de la silla vacía implica que la enseñanza es perenne. Siempre está allí. En cada tiempo y lugar alguien tomará el sitio y dará voz a la verdad tan clara y honestamente como pueda.”
Mike Boxhall
Es fácil que en nuestros tiempos -hijos de nuestra cultura- sintamos que no hemos sido capaces de desarrollarnos plenamente si no hemos logrado el éxito social o económico. Incluso podemos llegar a sentir que “no somos nadie”, y que no tenemos un lugar en nuestra sociedad. Es fácil que la frustración y el sin sentido acompañen a todo esto.
Sin embargo nada de esto suele tener que ver con encarnar nuestra esencia, y sí con el trauma colectivo en el cuál hemos nacido inmersos, y que en cierta manera ha conformado nuestro propia “identidad” en desarrollo, incorporando en nosotros una serie de creencias y sentires basados en el trauma y no en la plenitud del Ser.
Todos y cada uno de nosotros somos una expresión particular de la Verdad, de la Inteligencia, y como tal tenemos nuestro lugar y expresión única que aportamos al resto. Es aquello lo que conforma nuestro propósito vital: la encarnación en este mundo de nuestra esencia más pura e íntima, que es parte de la Verdad que todo lo conforma trasmitida a través de nuestra alma.
Puede que este propósito se encarne concretamente en mí como algo único y mantenido en mi vida que me sirva de guía. O puede que vaya variando en forma según acompaña mis etapas vitales. Puede que consista en mi propia sanación, o puede que en el desarrollo de un programa social. La expresión es múltiple y variada. Sin embargo, la fuente es una y única.
Este curso pretende ser un lugar de exploración de ese propósito, de contacto con nuestra propia esencia y de descubrimiento de cómo encarnarla. Pero también es un lugar en donde cada uno de nosotros podrá encarnar al maestro, ocupando la silla vacía y trasmitir la enseñanza del modo particular y único en la que ésta tome forma.
